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Cartografía y (distorsión) geopolítica: Los mapas nos mienten

Proyección de Richard Buckminster Fuller Artistica

Si representamos un globo en un plano, la cartografía se distorsiona, las distancias parecen que no son reales y comprobamos que los mapas nos mienten

El oficio de cartógrafo es muy antiguo, pero las representaciones modernas de nuestro planeta tuvieron su auge en la época del colonialismo europeo. Los mapas se convirtieron en una herramienta indispensable de cualquier explorador y, en algunos casos, no hizo falta conquistar un territorio invadiéndolo: incluirlo en la cartografía oficial era suficiente para adueñárselo.

Incluso el hecho de situar el norte en la parte superior del mapa es el resultado de la dominación económica de Europa occidental tras del descubrimiento de América. La razón: una representación cartográfica no tiene una dirección privilegiada en el espacio, la Tierra no posee centro geográfico alguno, ni parte de arriba o de abajo. En definitiva, son decisiones políticas.
Además, si bien es cierto que la esfera es la mejor forma de representar nuestro mundo (aunque la Tierra es un geoide), un globo no permite ver el mundo entero y para observarlo en su totalidad es necesario extrapolar esa esfera a un plano. Una adaptación que se denomina proyección (y que, por cierto, nunca es exacta: trasladar una superficie curva sobre una plana siempre se crea una distorsión) y que varía según su calidad. Veamos algunos ejemplos:

Mercator, el pionero

El mapa que creó Gerard Mercator en 1959 es la distorsión cartográfica que más se ha usado en la historia. Probablemente estaba en la pared del aula de tu colegio, y es la proyección estándar para Google, Bing y los mapas de Apple. La proyección Mercator fue creada para fines náuticos, de manera que se pudieran utilizar las direcciones de la brújula sobre líneas rectas.
La distorsión creada hace que se estiren los dos polos terrestres, haciendo que África y América del Sur parezcan demasiado pequeños o que Australia resulte visualmente menor que Groenlandia, cuando es más de tres veces mayor.
En cualquier caso, el mapa de Mercator nos da una visión acorde a la concepción del mundo vigente en siglo XVI, con una Europa representada a tamaño mayor que los países colonizados, siempre más pequeños. “Se sobrevalora al hombre blanco y se distorsiona la imagen del mundo en beneficio de los amos coloniales de la época.”, ya indicó el historiador y cineasta alemán Arno Peters en 1973, lo que le valió no pocas críticas en su época.

Proyección de Gerard Mercator

Un mundo verosímil

La proyección Winkel Tripel es un mapa del mundo creado en 1921 por el cartógrafo alemán Oswald Winkel, que intentó minimizar la distorsión de los tres ejes tridiminsionales, de ahí su nombre: Winkel Tripel o Winkel III.
Fue poco conocida hasta que, en 1998, la National Geographic Society anunció que la proyección Winkel Tripel era su favorita. Desde entonces, muchos libros de texto e institutos educativos han seguido su ejemplo.
La representación tiene algo de distorsión en los polos norte y sur, pero sin duda es una proyección segura para visualizar nuestro mundo.

Proyección Winkel Triple

Políticamente correcta

Cuando Arno Peter tachó de colonial el mapa de Mercator, no se quedó en una mera crítica: también presentó una alternativa. Su solución fue una representación igualitaria de las zonas, lo que permitía comparar el tamaño de los continentes y países de forma más ecuánime. Pero lo cierto es que el clérigo y astrónomo escocés James Gall ya lo había hecho un siglo antes (en 1855, concretamente) para representar cartas astrales. De manera que, en una solución históricamente salomónica, hoy se conoce como la llamada proyección Gall-Peters.
En esta representación, cada área del mapa se corresponde con una zona equivalente en la Tierra, y lo cierto es que puede resultar extraña para un ojo habituado al mapa de Mercator, ya que África y América del Sur están representados con un tamaño demasiado pequeño.
Esta representación está considerada como una de las mejores del mundo, ha sido promovida Como estándar por Naciones Unidas y se utiliza en las escuelas británicas. Su único defecto es que distorsiona la forma de los continentes para hacer que todas las áreas sean equivalentes; además, el Ártico resulta demasiado plano y el ecuador, demasiado alto. Pero si se busca un mapa que represente el tamaño real de los ?, esta es la opción políticamente correcta.

Proyección Gall–Peters

El mejor diseño

¿Por qué los mapas del mundo siempre están orientados al norte? ¿Por qué necesitan que cierto continente esté en el centro? Estas opciones están sujetas a distintos sesgos culturales, y son una consecuencia desafortunada para la profesión de la cartografía.
Por eso, en 1943, el diseñador e inventor Richard Buckminster Fuller creó un mapa del mundo sin parte superior o inferior, izquierda o derecha: de ahí nació el mapa Dymaxion.
Aquí se divide el mapa del mundo en 20 triángulos equiláteros ( que podría ser doblado en un icosaedro: poliedro de veinte caras triangulares) y su forma es similar a la de una esfera. De esta forma el mapa puede ser visto con la orientación que prefiera el usuario, no sólo de la forma que el diseñador propone.
El único defecto es que Fuller no fue un cartógrafo y el uso de una longitud y latitud diferente en cada triángulo provoca graves defectos en las direcciones del mapa, aparte de las distorsiones en distintas áreas.
El mapa Dymaxion no puede ser muy útil para la ciencia cartográfica, pero sí muestra todos los continentes interconectados y ofrece una visión de un mundo post-nacionalista. Es “una isla de la tierra”, como lo llamó acertadamente el propio Fuller.

Proyección de Richard Buckminster Fuller

2 comentarios de “Cartografía y (distorsión) geopolítica: Los mapas nos mienten

  1. Efra dice:

    Mou Interesante, siempre pensé que a los mapas “planos” no eran posibles al tartar de formar el globo terraqueo. Tambien las rutas que toman los aviones no resultan logicas al verlas en un plano. Obvio ellos toman la ruta mas corta que no coincide con el plano.

  2. Carlo Del Razo dice:

    Demasiado tendencioso el articulo. Me llama la atención que el autor enfatiza los errores de representación a cuestiones políticas y no las remita primero a cuestiones cognitivas propias de la cartografía. Este tipo de enfoque deja de lado que la cartografía, así como en otras disciplinas, tiene un desarrollo en el cuál se van resolviendo problemas de carácter metodológico, matemáticos, de justificación epistémica, instrumental, etc. En cambio, los errores propios de la representación cartográfica los presenta como mentiras y distorsiones.

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